Nutrición Sustentable

Nutrición Sustentable

Hoy en día nos enfrentamos a un mundo amenazado por severos problemas ambientales, en su mayoría originados por las distintas actividades humanas, es por ello que debemos buscar un equilibrio y minimizar el impacto en la medida de lo posible de estas actividades. Una de las cosas que más modifica el medio ambiente es el sistema alimentario, que es realmente complejo y abarca desde la producción hasta el desecho de lo que comemos. En este proceso debemos considerar la nutrición como punto fundamental,  ya que si nos concentramos en el acceso a los alimentos sin considerar el estado nutricional de las personas sólo se resolverá un problema a medias y probablemente causará más problemas secundarios. Ya no se trata sólo de pensar cómo producir  más comida, sino qué tipo de comida debemos producir. 

 

Al hablar de sustentabilidad nos referimos a todo aquello que contribuye con las necesidades de las generaciones presentes sin colocar en riesgo las necesidades futuras, por lo tanto, la nutrición sustentable consiste en llevar una dieta saludable por medio del consumo de alimentos cuya producción no cause daños en el ecosistema o genere el menor impacto ambiental posible.

 

El ser humano no puede separarse del ambiente en el que vive ni de los seres con los que cohabita y cualquier problema en el ecosistema repercutirá de alguna manera en su salud y vida. Debemos considerar que la salud y el desarrollo tienen relación directa, no puede haber gente sana en un planeta enfermo. En la actualidad la crisis de salud pública y medio ambiente se están fusionando una con otra, lo que magnifica su poder destructivo y además desgarran el tejido social. La seguridad alimentaria se ve en riesgo por los efectos del cambio climático y como ya se mencionó anteriormente, la alimentación juega un papel importante en el daño a los ecosistemas.

 

Nos enfrentamos a un panorama lleno de retos en cuestión alimentaria. Hay poblaciones en las que aún encontramos problemas como desnutrición y por otro lado encontramos poblaciones en las que los problemas como la obesidad y enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, son principales causas de muerte. 

 

Las buenas noticias son que hay muchas acciones que podemos modificar cotidianamente para reducir el impacto de nuestra alimentación sobre el medio ambiente. La salud y la estabilidad ambiental pueden alcanzarse reduciendo las ineficiencias alimentarias, por ejemplo: promoviendo dietas más eficientes. Basta con modificar algunos hábitos y hacer pequeños cambios, que a pesar de su simplicidad ayudan bastante al planeta y a mantener la salud, por ejemplo: 

  • Comprar fresco, local y de estación: La manipulación, transporte, empaquetado y distribución favorece la contaminación tanto de los alimentos como del medio ambiente. Además comprar alimentos locales y de estación beneficia a los productores locales y los alimentos no pierden nutrimentos durante el transporte o conservación y no hay tanto desperdicio por maltrato de producto.  
  • Reducir el consumo de productos de origen animal y alternar las fuentes de proteína vegetal y animal: Consumir proteínas vegetales incrementa el consumo de fibra, minerales y vitaminas, además ácidos grasos insaturados y la huella ecológica de su producción es menor. La producción de productos de origen animal es altamente contaminante: Gases de efecto invernadero, deforestación para usar suelo para pastoreo, 76% del suelo cultivado se destina a consumo del ganado, se requiere mucha más agua para su producción, nitrificación y zonas muertas por desechos animales en cría intensiva debido al hacinamiento. Un 40% de los cereales producidos se destina al consumo animal, con lo que come una vaca al año podrían comer 24 personas y tomando en cuenta que los rumiantes pueden digerir forraje, el alimentarlos con cereales es una clara ineficacia del sistema.  Se están buscando alternativas sostenibles para la cría de animales, sin embargo aún falta mucho por hacer en la materia, por lo que lo más recomendable hasta ahora es disminuir la ingesta de productos de origen animal, salvo en contadas excepciones. 
  • Preferir alimentos poco industrializados y producidos bajo técnicas sustentables: La producción sustentable significa generar alimentos seguros para la salud, respetando el medio ambiente, garantizando la seguridad del trabajador y posibilitando el crecimiento de la economía. Se debe viabilizar la calidad del agua y del suelo, ya que la agricultura usa el 70% del agua dulce que consumimos. La rotación y asociación de cultivos propician menor incidencia de plagas y enfermedades, disminuyendo el uso de agrotóxicos y el costo de producción. De igual manera con los productos de origen animal se evita el uso de antibióticos a menos que sean estrictamente necesarios.  Esto no sólo beneficia al ecosistema, sino al consumidor, ya que estos productos están libres de sustancias tóxicas.
  • Reducir el desperdicio: En regiones industrializadas casi la mitad de la comida se desperdicia, se habla de hasta un 40%, con un poco de vigilancia y buen manejo se podría reducir ese desecho en 80%. Las personas que planifican, hacen listas de compras y controlan la comida de la que disponen desperdician menos. Se debe animar a las personas a aprovechar las sobras, a utilizar los alimentos antes de que caduquen y a dosificar correctamente los alimentos. También se debe controlar el desperdicio de producción, ya que muchos alimentos en buen estado sólo por su aspecto, pudiéndose aprovechar en otras preparaciones. 
  • Conservar correctamente los alimentos: Da oportunidad de  un manejo más eficiente de los mismos, ya que se pueden ir dosificando y consumiendo de acuerdo a las necesidades. El etiquetado de los productos es de vital importancia, ya que nos brinda información de almacenamiento y consumo; el sistema Primeras Entradas Primeras Salidas es una excelente opción para el manejo de productos. 
  • Optar por productos menos industrializados y evitar productos sobre-embalados: Muchos alimentos son embalados con demasiadas capas de materiales y el volumen del empaque es desproporcionado a la cantidad del contenido, esto representa desecho innecesario y el simple hecho de llevar un proceso de industrialización conlleva cierto gasto de energía. Otro de los problemas de los productos industrializados es la alta cantidad de sustancias sintéticas que tienen, además el proceso de industrialización hace que los alimentos pierdan nutrimentos o tengan una mayor cantidad de algunos como sodio, azúcares simples, grasas, etcétera; que pueden provocar que el consumidor caiga en excesos que repercutirán en su salud. 
  • Correcto manejo de desechos: Un mal manejo de desechos siempre representa un riesgo sanitario y un grave problema para el medio ambiente. Sin embargo, muchos desechos pueden ser utilizados de maneras útiles, en el caso de los inorgánicos está el reciclaje y en los orgánicos la composta. La efectiva separación de los desechos nos permite reutilizar muchos de ellos o destruirlos y aprovecharlos de forma  más eficiente.

De manera muy general, todas estas acciones nos llevarían a una nutrición sustentable y ciertos cambios en la dieta y hábitos cotidianos no sólo traen innumerables beneficios para la salud y el mejor aprovechamiento de los recursos, sino que también juegan un papel importante en las políticas de mitigación del cambio climático. Debemos desarrollar en la población la habilidad de elegir el tipo correcto de dieta, claro está, siempre tomando en cuenta las necesidades individuales y particulares de las personas, la cultura, su entorno y acceso a los alimentos. 

 

REFERENCIAS: 

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